Rescate de montaña // Polonia

Rescate de montaña

Rewilders Mission // Capítulo 5 // Polonia

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Han pasado trece semanas desde el último descanso, desde el último reabastecimiento. Luego vino Europa. La pugna por cruzar el continente ha dejado sus marcas en la superficie de nuestras ruedas, un poco más gastadas; y en la de nuestras piernas, un tanto más abultadas. Cualquier otro rastro fue disuelto con mayor o menor dificultad bajo el agua caliente.

Son los vestigios inapreciables a la vista los que han dejado su mayor impronta. El recuerdo indeleble de miles de kilómetros, sumado a los esporádicos encuentros con aquellos habitantes que el camino ha tenido a bien presentarnos.

“… la misma amenaza (…) se cernía sobre otro bosque primigenio…”

El norte de España, Francia, Alemania y por último Polonia, de extremo a extremo.

Cuando finalmente ayer alcanzamos nuestra meta ya se había hecho de noche y, entre la oscuridad y la niebla, apenas pudimos distinguir los detalles del campamento de Turnica.

Ahora, la primera visión que tengo al abrir los ojos, es la de mis propias exhalaciones ascendiendo lentamente hacia el techo de lona verde, en una tienda de campaña todavía desconocida.

A un lado, profundamente dormida a pesar del frío, Agnes está acurrucada en su saco con apenas la punta de la nariz asomando. Al otro, las mochilas de montaña, chubasqueros, termos y walkie-talkies. En un costado de la puerta, listas para ser usadas, secciones acolchadas de tubería, mosquetones y cordinos.

El conjunto de todos estos elementos me transporta en el tiempo, varios años atrás, cuando la misma amenaza que hoy nos ha traído hasta aquí se cernía sobre otro bosque primigenio, igualmente enraizado sobre suelo polaco, igualmente necesitado de auxilio.

Divago entre recuerdos de sabotajes y detenciones, hasta que unos finos rayos de luz dorada comienzan a filtrarse en el interior de la tienda. Afuera el sol despunta sobre las lomas derritiendo la escarcha depositada sobre la vegetación.

En la misma dirección, en algún punto a menos de diez kilómetros, la frontera ucraniana; y un poco más al sur, siguiendo el vuelo de las grullas en migración, Eslovaquia.

Es el inicio de un nuevo otoño en las montañas de los Cárpatos… pero tal vez el último para muchos de los seres que las habitan.

“… un nuevo otoño en las montañas de los Cárpatos…”
“… nadie está autorizado a testimoniar lo que aquí está ocurriendo.”

Las motosierras comenzaron a rugir poco después del amanecer y entonces nos pudimos poner en marcha.

Hasta que los operarios no empiezan a trabajar es imposible saber dónde estarán talando cada día, pero una vez que empiezan, el sonido delata su posición exacta.

Para evitar la mala prensa, la mayoría de las pistas forestales tienen carteles prohibiendo el acceso y traspasarlas acarrea multas desorbitadas. Excepto las autoridades, las empresas madereras y los cazadores; nadie está autorizado a testimoniar lo que aquí está ocurriendo.

Los cuerpos desmembrados de cientos de hayas, abedules y alerces se apilan por doquier sobre el lodazal en el que se ha convertido el suelo del bosque; provocando que Agnes, indignada por la visión de lo que está ocurriendo en su propio país, empiece a murmurar:

“Espantoso… es espantoso. Hemos pasado de un bosque completamente saludable a este escenario bélico. Por dios, que a unos cientos de metros hemos avistado a un cárabo de los Urales aselado entre las ramas y ahora, ¡ahora estamos en esta… trinchera con el barro hasta las rodillas!”

Un barro en el que tanto se pueden encontrar huellas de lobo como charcos emponzoñados con el carburante de los tractores.

“Pero supongo que esto es por lo que estamos aquí y por lo que todo el mundo debería venir. Para entender que cuando no alzamos la voz, cuando nos acostumbramos a no objetar, estamos dando nuestro permiso tácito para que cosas así sigan aconteciendo.”

“… de un bosque completamente saludable a este escenario bélico.”
“… solamente queda un respuesta válida: acción directa.”

A punto de ser declarado parque nacional en 1995, Turnicki continua desprotegido a día de hoy por la oposición de la población local y del gobierno regional, cuya economía depende fuertemente de los ingresos derivados de la caza y la extracción maderera.

Los detractores del parque siguen una estrategia tan simple como efectiva: cuanto antes desaparezca la diversidad biológica que distingue el ecosistema, antes se evita que lo acaben protegiendo.

Un razonamiento que llevan a la práctica concienzudamente y contra el que solamente queda un respuesta válida: acción directa.

En el extremo septentrional de los Cárpatos, un grupo de personas está decidido a defender las montañas, sin importar las inclemencias meteorológicas, las sanciones o las amenazas.

Pero necesitan ayuda, tu ayuda.

RESUMEN
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KILÓMETROS

UBICACIÓN: CÁRPATOS, POLONIA, EUROPA

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DÍAS

MODALIDAD: BIKETOURING

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COSTE

GASTO POR PERSONA Y DÍA: 0,33 €

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Equipo
Agnes Soboń

Diseño y revelado

Brais Palmás

Narración y fotografía

PROVEEDORES
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